Socialmente hemos aceptado que el lugar donde se da a conocer el trabajo artístico es el espacio expositivo, entendiéndolo tradicionalmente como el contenedor más adecuado para la contemplación, y la conservación de las obras de arte. Pero una nueva realidad productiva está transformando los medios y modos de difusión en arte contemporáneo desarrollando modelos alternativos de edición y comunicación de proyectos, complementarios a los existentes, pero que pueden resultar más adecuados y eficaces.
Desde la realidad social actual, un momento económico tan delicado que ha desestabilizado totalmente el sistema de difusión de la producción artística y cultural contemporánea (museos, centros de arte, galerías, y otros continentes de comunicación) y dañado seriamente las programaciones culturales, son los propios artistas y productores culturales directamente afectados por esta crisis, los que están ideando y experimentando nuevos conceptos y formatos para mantener la producción y buscar canales alternativos de edición para la difusión de su trabajo.
Las líneas de investigación y experimentación artística que observamos emerger en el panorama de la producción cultural contemporánea, plantean alternativas a los circuitos de presentación y difusión tradicionales -necesitados de ser repensados y transformados-, apoyándose en sistemas y plataformas colaborativas y de autogestión que están ensayando con formatos de edición y producción de carácter autónomo. Esto ha dado lugar a nuevas redes, espacios de exposición e incluso formas de producción a las que debemos atender pues, de diversos modos, están cuestionando las maneras habituales de hacer y difundir cultura. En este sentido, entendemos que la universidad no puede dejar de atender a esta nueva ingeniería de producción cultural si quiere ser una estructura sincronizada con su referente profesional.