DESCRIPCIÓN: El Urban Farming Office, diseñado por VTN Architects, se ubica en una zona de reciente desarrollo en Ciudad Ho Chi Minh, Vietnam. Este edificio de oficinas nace como respuesta a los efectos negativos de la urbanización acelerada en el país, como la pérdida de espacios verdes, la contaminación del aire y la desconexión creciente de la población urbana con la naturaleza.
El objetivo central del proyecto es recuperar superficie verde en la ciudad y fomentar la producción de alimentos seguros dentro del entorno construido. El edificio se plantea como una “granja vertical urbana”, integrando vegetación local comestible en su fachada mediante cajas de cultivo modulares suspendidas, que reciben suficiente luz solar. Además, cuenta con un jardín en la azotea y áreas cultivables a nivel del suelo.
Desde el punto de vista funcional, el edificio está diseñado para maximizar el confort ambiental y minimizar el consumo energético. Incorpora estrategias pasivas como la ventilación cruzada, el sombreado vegetal, la recolección de agua de lluvia para riego y sistemas constructivos de alta eficiencia térmica. Así, se combina la funcionalidad propia de un edificio administrativo con principios de sostenibilidad ambiental y resiliencia urbana, proponiendo un modelo arquitectónico adaptado a los desafíos del cambio climático y la seguridad alimentaria.
ANÁLISIS: El Urban Farming Office representa una síntesis innovadora entre arquitectura contemporánea, sostenibilidad ambiental y agricultura urbana. A nivel espacial, el edificio se organiza de manera vertical, utilizando todos los planos posibles —fachadas, cubierta y suelo— como soporte de vegetación comestible. Esta estrategia permite no solo aumentar la cantidad de área verde (hasta un 190 % respecto al área del terreno), sino también generar un microclima favorable para los usuarios y el entorno inmediato.
Funcionalmente, el edificio integra espacios de trabajo con ambientes de cultivo urbano mediante un sistema de jardineras modulares suspendidas sobre una estructura de hormigón y acero. Estas jardineras pueden adaptarse según el tipo y crecimiento de las plantas, lo que proporciona flexibilidad y garantiza una exposición solar adecuada. La elección de especies locales —verduras, hierbas y árboles frutales— no solo favorece la biodiversidad, sino que también responde a una lógica alimentaria sostenible y de proximidad.
En términos estructurales y ambientales, se combinan materiales eficientes —como muros dobles de ladrillo con cámara de aire— con estrategias bioclimáticas como la ventilación cruzada, el enfriamiento por evaporación y la captación de agua pluvial. Estos elementos reducen significativamente la dependencia de sistemas de climatización artificial.
El aporte más destacado del proyecto reside en su enfoque en la agricultura urbana como parte integral del diseño arquitectónico. No se trata de una adición simbólica, sino de una infraestructura activa de producción alimentaria que redefine el rol del edificio en la ciudad, demostrando cómo la arquitectura puede participar directamente en la regeneración ecológica y la seguridad alimentaria en contextos urbanos densos.