DESCRIPCIÓN: Concebido para representar a Chile en la Exposición Universal de Milán de 2015, el pabellón diseñado por Undurraga Devés Arquitectos se basó en una estructura sencilla, honesta y eficiente, pensada desde su desmontaje y reutilización posterior en el sur del país. El edificio, construido en madera laminada de pino radiata —recurso local renovable—, respondía al lema de la Expo “Feeding the Planet, Energy for Life” mediante una propuesta que enfatizaba los valores territoriales, culturales y alimentarios de Chile.
El pabellón se articula en dos niveles: una planta baja libre y permeable, concebida como plaza cubierta abierta al público, y un volumen elevado que alberga el recorrido expositivo. Este cuerpo superior, de formas sobrias y contundentes, se apoya sobre un sistema de pilares y vigas prefabricadas de madera, con un montaje en seco que permitió una construcción rápida y su posterior traslado a Temuco.
En su interior, el visitante era guiado por una secuencia de experiencias sensoriales —imágenes, aromas, sabores— que evocaban la diversidad climática y productiva del territorio chileno, desde el desierto hasta los fiordos australes. La narrativa se completaba con una oferta gastronómica comisariada por el chef Rodolfo Guzmán, reforzando la dimensión cultural del alimento como eje de identidad nacional.
ANÁLISIS: El pabellón de Chile para la Expo de Milán 2015 es un ejemplo sobresaliente de arquitectura expositiva con vocación ética y sostenible. Frente a los gestos espectaculares de otras representaciones nacionales, Undurraga Devés propone una arquitectura de contención, basada en la austeridad material, la eficiencia constructiva y una fuerte conexión con el territorio.
El uso de madera laminada como sistema estructural no solo responde a una estrategia de sostenibilidad y reciclaje —el pabellón fue desarmado y reconstruido en Chile como centro cultural—, sino que establece un vínculo simbólico con la tradición constructiva del país y su industria forestal. Esta elección también refuerza el discurso de una arquitectura que se sitúa más cerca del paisaje que del espectáculo.
Uno de los grandes logros del proyecto radica en su capacidad para generar una experiencia sensorial envolvente que comunica el relato alimentario y territorial de Chile de forma clara, sin caer en estereotipos ni recurrir a dispositivos tecnológicos invasivos. El pabellón logra establecer una narración espacial a través del ritmo estructural, la calidez material y el control de la luz.