DESCRIPCIÓN: La intervención en el Mercado Municipal de Baza parte de la necesidad urgente de reactivar el centro histórico de la ciudad, profundamente afectado por la despoblación y el deterioro de la actividad comercial tradicional. El proyecto, desarrollado por Ácrono Arquitectura, parte de la revalorización del edificio existente, situado en una posición estratégica dentro del tejido urbano. La propuesta no se limita a restaurar el mercado como espacio de compraventa, sino que lo transforma en un nodo activo, abierto y multifuncional, articulando tres ámbitos diferenciados: una plaza pública cubierta, una zona de puestos de mercado y un centro juvenil en la planta semisótano.
El diseño busca fomentar la permeabilidad visual y la conexión fluida con el entorno urbano, potenciando los recorridos peatonales y proponiendo una integración real del edificio en la trama histórica. En planta baja, los puestos se agrupan bajo las naves laterales, concebidos como piezas-mueble de envolvente continua en madera, dejando el espacio central libre, iluminado por cerchas y lucernarios, para usos abiertos y dinámicos. En la planta inferior, con acceso independiente, se incorpora un centro juvenil, ampliando los servicios cívicos y garantizando un uso diverso e intergeneracional del equipamiento.
ANÁLISIS: La rehabilitación del Mercado Municipal de Baza es un ejemplo sensible y estratégico de cómo la arquitectura puede contribuir a combatir la pérdida de actividad y población en los centros históricos. Su mayor acierto reside en la hibridación de usos: al sumar una plaza cubierta y un centro juvenil al programa tradicional de mercado, el proyecto multiplica las posibilidades de activación cotidiana del edificio. La decisión de abrir el mercado al entorno, eliminando los antiguos cerramientos e integrando los recorridos urbanos, refuerza la conexión entre arquitectura y ciudad, mientras que el uso de materiales cálidos como la madera aporta domesticidad a una tipología habitualmente funcional.
El diseño atiende tanto a la escala urbana como a la escala humana, facilitando la apropiación progresiva por parte de los vecinos. Asimismo, la disposición de los puestos bajo las naves de menor altura, reservando el espacio central como lugar de encuentro, fomenta la flexibilidad espacial y la diversidad de usos. Como posibles mejoras, cabría reforzar la dimensión climática y bioclimática del espacio central, explorando estrategias de confort pasivo y control solar que maximicen la habitabilidad durante todo el año. En conjunto, el proyecto ofrece una lección de cómo reformular las infraestructuras alimentarias tradicionales para adaptarlas a un nuevo modelo de sociabilidad y sostenibilidad urbana.