DESCRIPCIÓN: La Maison Saharienne es un prototipo de vivienda diseñado por Jean Prouvé y Charlotte Perriand en 1958 como parte de un encargo del gobierno francés durante la colonización del norte de África. Ante las exigencias de adaptar viviendas prefabricadas a las condiciones extremas del clima sahariano —altas temperaturas, baja humedad, grandes oscilaciones térmicas entre día y noche y tormentas de arena— el proyecto representa una respuesta moderna y eficiente que combina tecnología, sensibilidad climática y movilidad.
El diseño responde a dos principios clave: prefabricación ligera y adaptabilidad climática. La estructura principal, metálica, podía ensamblarse y desmontarse fácilmente, lo que permitía el transporte y la instalación en lugares remotos. Las fachadas ligeras se diseñaron para garantizar la ventilación cruzada, e incorporaban persianas regulables de madera o metal que protegían del sol directo sin sacrificar la circulación del aire. La cubierta, de formas curvas y sobreelevada, ayudaba a mitigar el sobrecalentamiento del interior, favoreciendo la ventilación pasiva al crear una cámara de aire entre el techo y el volumen habitable. Prouvé eligió materiales de muy baja inercia térmica pero alto aislamiento para optimizar la climatización.
Aunque no fue producida en serie, la Maison Saharienne es considerada hoy una de las obras visionarias de la arquitectura climática del siglo XX, anticipando preocupaciones contemporáneas como la sostenibilidad, el diseño pasivo y la resiliencia habitacional en el contexto de crisis climática y migratoria.
ANÁLISIS: Se proyectaron dos tipos de células, una climatizada durante el día y otra con grandes aberturas para dormir, ambas cubiertas por un techo elevado y abovedado que proporcionaba protección solar y ventilación. La célula de día presentaba almacenamiento a lo largo de sus paredes y se encontraba presidida por un mueble exento, colocado en diagonal en medio del espacio. Este mueble integraba todos los electrodomésticos necesarios y una mesa en L, de líneas curvas, abierta a la zona de estar. El interior de la vivienda es mínimo, funcional, y refleja la preocupación de Charlotte Perriand por la ergonomía y el confort. Su diseño refleja una visión de arquitectura como herramienta de mejora de las condiciones de vida, con una estética que, lejos de ser decorativa, responde a principios constructivos racionales. El proyecto demuestra que las soluciones técnicas novedosas y la producción en serie no están reñidas con la sensibilidad estética y funcional.
Marta Rodríguez Fernández, “Arquitectura Petite: Charlotte Perriand & Kazuyo Sejima. Una historia transnacional”, tesis doctoral, Universidad Politécnica de Madrid, 2013. link