DESCRIPCIÓN: Las viviendas en hilera (Reihenhaus) de Jacobus Johannes Pieter Oud forman parte de la innovadora urbanización Weissenhofsiedlung, un experimento de arquitectura moderna impulsado por la Deutscher Werkbund en 1927. Su cocina se concibe como un prototipo de cocina eficiente para la vivienda mínima, con un diseño basado en principios de funcionalidad y optimización espacial.
El planteamiento de Oud reorganiza el espacio culinario en una distribución en L, diferenciando claramente las áreas de almacenamiento, preparación y cocción. Esta disposición permite una mayor fluidez en los movimientos dentro de la cocina, reduciendo desplazamientos innecesarios y mejorando la ergonomía del trabajo doméstico. La elección de materiales responde a criterios de higiene y durabilidad, con superficies fácilmente lavables y mobiliario integrado que maximiza el uso del espacio.
Más allá de su dimensión práctica, la cocina en L representa un esfuerzo por redefinir la vivienda moderna, incorporando estrategias racionalistas que buscaban mejorar la calidad de vida en hogares compactos. Su influencia es evidente en la evolución del diseño de cocinas en el siglo XX, anticipando conceptos que se consolidarían en décadas posteriores.
ANÁLISIS: El diseño en L de Oud supuso un avance significativo en la racionalización del espacio doméstico. Su distribución eficiente responde a los principios del funcionalismo, en los que cada elemento de la cocina tiene una ubicación precisa para optimizar la circulación y el uso del espacio disponible. La segmentación en zonas de trabajo bien definidas permitió reducir el esfuerzo en la preparación de alimentos, alineándose con investigaciones contemporáneas sobre ergonomía doméstica.
Desde el punto de vista gastronómico, la disposición en L facilita una mejor secuencia de trabajo, minimizando los desplazamientos entre almacenamiento, preparación y cocción. Esta configuración resulta especialmente efectiva en cocinas de dimensiones reducidas, donde la optimización del espacio es fundamental. La integración de mobiliario fijo y superficies de fácil limpieza refuerza la higiene y el mantenimiento, aspectos esenciales en una época en la que la estandarización comenzaba a aplicarse al diseño residencial.
A pesar de sus virtudes, la rigidez del diseño puede suponer una limitación en términos de flexibilidad. La configuración fija de los elementos impide adaptaciones a diferentes formas de uso o necesidades cambiantes de los habitantes. Asimismo, la falta de integración con el comedor restringe la interacción social en el acto de cocinar, manteniendo la segregación entre las funciones culinarias y el resto de la vivienda, algo que en décadas posteriores se revisaría en favor de modelos más abiertos.
Como evolución, una mayor apertura hacia la zona de comedor o una versión modular que permitiera reorganizar el espacio según las necesidades del usuario habría hecho de este modelo una solución aún más adaptable. Sin embargo, la cocina en L de Oud sigue siendo un referente en la historia del diseño doméstico, consolidando un enfoque funcionalista que marcaría el desarrollo de la arquitectura residencial en el siglo XX.
BIBLIOGRAFÍA:
David Arredondo Garrido, “The Modern Kitchen as a Social, Economic and Technological Tool: the Efficient Kitchen, the Integrated Kitchen and the Disappearing Kitchen”, en David Arredondo Garrido, Juan Calatrava y Marta Sequeira (eds.), Eating, Building, Dwelling. About Food, Architecture and Cities. Abingdon: Routledge, 2024, pp. 149-165. link
Manuel Martín Hernández, La casa en la arquitectura moderna. Barcelona: Editorial Reverté, 2015.
Klaus Spechtenhauser (ed.), The Kitchen: Life World, Usage, Perspectives. Basilea: Birkhäuser, 2006.
Nicholas Bullock, “First the Kitchen: Then the Façade”, en Journal of Design History 1 (1988), n.º 3/4, pp. 177-192. link