DESCRIPCIÓN: La cocina de la Abadía de Fontevraud es una de las muestras arquitectónicas más singulares de la gastronomía medieval. Situada dentro del complejo monástico de Fontevraud, esta estructura era el epicentro de la producción alimentaria en la abadía, donde se preparaban los alimentos para la comunidad religiosa.
El edificio presenta una planta octogonal, con una serie de chimeneas en forma de torrecillas que facilitaban la ventilación del humo y la regulación térmica del interior. La disposición de las chimeneas, junto con su gran altura, permitía una eficiente evacuación de vapores, evitando la acumulación de hollín y optimizando las condiciones de trabajo. Su estructura en piedra, además de garantizar estabilidad y durabilidad, contribuía a la retención del calor, lo que favorecía el mantenimiento de temperaturas adecuadas para la cocción.
Más allá de su funcionalidad, la cocina refleja la importancia de la alimentación en la vida monástica, estructurando el espacio de acuerdo con los principios de autosuficiencia y comunidad que regían la abadía.
ANÁLISIS: En la cocina de la Abadía de Fontevraud la funcionalidad, la eficiencia energética y la organización del trabajo se integran en una estructura de notable sofisticación técnica. Su diseño responde a las necesidades de una comunidad monástica que dependía de su propia capacidad de producción alimentaria, lo que se traduce en una planificación espacial que favorece el almacenamiento, la cocción y la distribución de los alimentos en un mismo recinto.
El uso de materiales pétreos no solo proporciona estabilidad estructural, sino que también mejora la inercia térmica, manteniendo un ambiente cálido incluso en estaciones frías. La geometría octogonal, inusual en este tipo de edificaciones, permite una organización más eficiente del espacio de trabajo, reduciendo desplazamientos y optimizando la circulación de aire.
Desde el punto de vista gastronómico, este proyecto ilustra la importancia de la arquitectura en la regulación de los procesos culinarios. La distribución de los fogones y la altura de las chimeneas no solo mejoraban la seguridad y la higiene, sino que también permitían una mayor precisión en la cocción, evitando que los humos y residuos alteraran los sabores de los alimentos. Este refinamiento en la infraestructura revela el alto grado de especialización que alcanzaron los monasterios medievales en la gestión de la alimentación.
A pesar de su eficacia, la estructura cerrada y la falta de fuentes directas de luz natural pueden haber representado un desafío para la visibilidad y la ventilación en determinadas épocas del año. Una mayor integración de aberturas laterales habría permitido un mejor control de la iluminación y la temperatura sin comprometer la funcionalidad térmica de las chimeneas.
En términos históricos, la cocina de Fontevraud anticipa estrategias que posteriormente serían adoptadas en los grandes complejos culinarios renacentistas y barrocos. Su diseño sigue siendo una referencia en el estudio de la evolución de los espacios de producción alimentaria en la arquitectura occidental.
BIBLIOGRAFÍA:
Anna Giannetti, “The kitchen: a world suspended between past and future”, en David Arredondo Garrido, Juan Calatrava y Marta Sequeira (eds.), Eating, Building, Dwelling. About Food, Architecture and Cities. Abingdon: Routledge, 2024, pp. 97-113. link
Michel Melot, Histoire de l’abbaye de Fontevraud : Notre-Dame-des-pleurs 1101-1793. París: CNRS Éditions, 2022.
Benjamin Saint Jean Vitus (dir.), Pas de fumet sans feu : cuisine et vie quotidienne auprès des moines de Tournus (IXe – XVIe siècle). Dijon: ARTEHIS Éditions, 2020.