DESCRIPCIÓN: El Women’s Opportunity Center (WOC), diseñado por Sharon Davis Design en colaboración con Women for Women International, se ubica en Kayonza, al este de Ruanda, en un terreno de dos hectáreas. Inaugurado en 2013 tras cuatro años de desarrollo, el centro está concebido como un pequeño poblado rural autosuficiente destinado a empoderar a mujeres locales, muchas de ellas supervivientes del genocidio de 1994.
Inspirado en las aldeas tradicionales ruandesas, el complejo está compuesto por 17 pabellones de escala humana dispuestos en torno a una plaza central que actúa como espacio comunitario y de mercado. Los pabellones incluyen aulas, dormitorios, oficinas, una cocina, una pequeña granja y espacios para formación en agricultura, ganadería o técnicas de producción artesanal.
Los materiales utilizados son locales y sostenibles: ladrillos de adobe fabricados a mano por las propias usuarias, y cubiertas metálicas corrugadas que recogen agua de lluvia almacenándola en depósitos subterráneos. Estas cubiertas, separadas de los muros, permiten ventilación natural y mejor aislamiento térmico. El diseño también integra sistemas de saneamiento ecológico, que recuperan fertilizantes útiles para los cultivos.
El centro no solo funciona como un espacio educativo y de trabajo, sino también como mercado y espacio de encuentro social. Cada elemento arquitectónico contribuye a la formación, autosuficiencia y dignificación de las mujeres participantes, proponiendo una arquitectura de bajo coste, adaptada al contexto y con fuerte implicación comunitaria.
ANÁLISIS:
El Women’s Opportunity Center de Sharon Davis representa un modelo ejemplar de arquitectura comprometida con la justicia social y la autosuficiencia. Su diseño no se limita a resolver cuestiones espaciales, sino que plantea un nuevo rol para los arquitectos como mediadores entre necesidades locales, saberes tradicionales y soluciones sostenibles.
La estrategia del proyecto combina organización espacial vernácula, participación activa de las usuarias en la construcción y empleo de materiales del lugar. Este enfoque holístico genera apropiación comunitaria del espacio, fomenta el desarrollo de habilidades técnicas y establece un vínculo directo entre arquitectura y agencia social. Además, el uso de tecnologías pasivas para ventilación y captación de agua muestra una comprensión profunda del contexto ambiental y económico.
Uno de los aspectos más potentes del proyecto es su conexión explícita con la alimentación y la agricultura. La arquitectura incorpora huertos, granjas y mercados como parte central del programa, no como accesorios. Las mujeres reciben formación en técnicas agrícolas, ganaderas y de conservación de alimentos, lo que les permite generar ingresos y mejorar la seguridad alimentaria local.
Los residuos orgánicos se reutilizan mediante baños ecológicos que producen fertilizante, y el agua captada de lluvia permite el riego y abastecimiento. Así, el diseño arquitectónico articula un sistema productivo autosuficiente y sostenible. En este sentido, el WOC no solo construye espacio, sino también tejido económico y cultural. La comida, aquí, no es solo sustento, sino herramienta de autonomía y transformación.