DESCRIPCIÓN: La bodega Bell-Lloc, proyectada por RCR Arquitectes en una finca del Empordà, se entierra parcialmente en una ladera entre viñedos. Su imagen queda caracterizada por una sucesión rítmica de planchas estructurales de acero corten que resuelven también la entrada de luz natural sin romper la continuidad con la topografía circundante.
El acceso se realiza a través de un recorrido descendente, casi ritual, que acompaña la pendiente natural del terreno y culmina en la bodega subterránea, construida con muros de piedra seca extraída del lugar. En el interior, los espacios quedan definidos por las superficies de acero corten, que refuerzan la atmósfera telúrica y fresca necesaria para la crianza del vino.
La secuencia espacial se desarrolla en torno a un paseo lineal que integra las distintas etapas del proceso vinícola —recepción de la uva, fermentación, envejecimiento y embotellado—. La intervención se completa con una capilla y una sala de catas ubicadas en el exterior, conectando la experiencia sensorial del vino con la espiritualidad del lugar.
ANÁLISIS: La estrategia de enterramiento de la arquitectura no solo persigue una fusión con el paisaje vinícola, sino también las condiciones ambientales necesarias para la producción de vino prescindiendo de cualquier consumo energético, aprovechando la inercia térmica del terreno.
Se disponen las diferentes fases de la producción de vino y su tratamiento en un mismo recorrido con ligeros cambios de nivel salvados por rampas. Para conseguir la temperatura y humedad necesarias, en verano se enfrían las paredes por remojado durante el día y mediante ventilación durante la noche, mientras que en invierno se ventila a las horas del mediodía, pudiéndose utilizar también el remojado de paredes.
La sala de catas se localiza bajo la tierra de las viñas, en una cota más profunda, y se abre al exterior mediante unos lucernarios estrechos y alargados.
Esta promenade, unida a la materialidad basada en piedra del lugar y acero corten, contribuye a construir una experiencia de la producción y degustación del vino estrechamente vinculada al territorio, a sus ciclos naturales, a la humedad, la penumbra y el silencio de lo telúrico.
Sin embargo, la radicalidad del proyecto también puede generar cierta incomodidad para aquellos que busquen una experiencia enológica más tradicional o confortable. Su lenguaje áspero y hermético exige una disposición contemplativa, que no todos los públicos comparten.
En cualquier caso, Bell-Lloc constituye un ejemplo paradigmático de arquitectura emocional y enraizada, capaz de convertir el acto de producir y degustar vino en una experiencia poética y profundamente conectada con la tierra.
RCR Arquitectes, “Bodegas Bell-Lloc”, en El Croquis, n.º 138 – RCR Arquitectes 2003-2007 (2007), pp. 158-181.
“Bodegas Bell-lloc, 2003-2007, Palamós (España)”, en AV: Monografías, n.º 137 (2009) – RCR Arquitectes 1991-2010, pp. 108-115.
Rafael Aranda Quiles, Carme Pigem Barceló y Ramón Vilalta Pujol, “Pasajes con solera. Bodegas Bell-lloc, Palamós (España)”, en Arquitectura Viva, n.º 120 (2008), pp. 62-65.